Había brotado de una aflicción
y ésta era contínuamente podada.
Constaba de
secretos como ojos.
Apenas
unos
cuantos
sépalos.
Y yo lo sabía bien. Que con morfologías así,
la empatía palidece y
se perfeccionan los matices del herir.
El final es genial. "Los matices del herir"
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Hay quienes los dominan.
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