20150623

No



Nunca he deseado llevar una sortija en mi mano.
Sé de antemano, herencia ineludible,
que el amor no se sella ni en las iglesias,
ni con los hijos, ni con el propio amor.

No me gusta el blanco de los vestidos
ni la palabra escrita, decible, derramada.
Hay palabras que solo son certeras una
vez en la vida, verdad.

Yo me casé con mis reproches.

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