20150509

¿Medidas temporales?

No permito que la ausencia
sea un lenguaje articulado
en voz alta, indómito, salvaje,
despreocupado.

Sé que jamás asociaré
arbitrariamente tu vacío
a unos fonemas bien
vestidos, armoniosamente
decididos a constatar te
echo en falta    quédate
   dime la verdad.

Medir el tiempo
nunca fue cuestión de contar
el paso de los días.
Medir el tiempo significó

perder la noción
de las veces que
pronunciaste en vano

el verbo regresar.

4 comentarios :

  1. Ausencia y regreso son dos palabras especiales.
    A veces creo que la acción de regresar no existe ni puede existir, bien porque nadie se puede ir nunca en realidad de ningún sitio ni tiempo y por lo tanto es absurda la idea de regreso, o bien porque todo se trata de una partida continuada y cuando uno se marcha ya no puede regresar por mucho que lo intente, porque ni los lugares, ni las personas, ni los tiempos son los mismos nunca.
    Y de la ausencia, qué decir... ¿es posible la ausencia? ¿echar de menos a alguien cuya presencia física no está próxima tiene que ver con el "no estar"? Si hay olvido no hay ausencia, o no importa, luego da igual; y si no hay olvido pero sí hay recuerdo, no hay presencia, aunque tampoco ausencia.
    No sé, todo se puede discutir, algunas cosas se pueden pensar de otra forma, pero son dos palabras especiales.

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    1. A decir verdad, poco más puedo añadir a lo que comentas. Ausencia y regreso son palabras especiales y es por eso que me gusta defender que están más allá del lenguaje. El otro día encontré una palabra en japonés (“Tsundoku") la cual se refiere a todos los libros que compras y tienes apilados por leer aún. Que tampoco sé a qué viene. Sólo añadir que me alegro de tu regreso por aquí, espero leer pronto nuevo material tuyo :) un gran abrazo

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    2. Todo lo que dices siempre es interesante. Me encanta esa palabra y la idea de esa palabra: Tsundoku. He leído a unos cuantos japoneses y debo confesar que me atrae y me gusta mucho esa cultura (Mishima, Oe, Murakami, Yoshimoto...). Hace tiempo andaba investigando un poco sobre el ritual samurai, el suicidio llamado seppuku, lo cual me llevó a otra palabra que también me pareció especial: zeppitsu. Esta palabra -literalmente "última pincelada"- se refiere al poema que se dejaba escrito justo antes de llevar a cabo el seppuku. No es precisamente algo muy alegre (como tantas tradiciones occidentales también), pero ese contenido reflexivo, solitario, íntimo y definitivo y, en cierto modo anónimo, tiene en su concepción algo de sublime, de elevadamente poético.
      Me recordaste eso y de nuevo -como tantas veces- me hiciste pensar en las palabras y su simbología y significado, y en la relación entre aquellas y éstos.
      Gracias por tus palabras, hay un par de lugares de los que no quiero irme porque me resultan necesarios, como una especie de asideros, y tu espacio es uno de ellos. Estoy en un tiempo de restaño, algo así como una meditación subliminal, por eso escribo menos, pero supongo que pronto volveré. Al fin y al cabo, no puedo evitar escribir :)
      Gracias siempre Mon. Un abrazo enorme.

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  2. Cosa rara el tiempo. Los hombres lo medimos de forma vulgar, cuando de asuntos vulgares se trata: La hora de un examen, la duración de una reunión, el tiempo que tarda en llegar el tren, o el agua en hervir...

    Cuando se trata de eventos más complejos, de más peso en nuestras vidas, dejamos los números de lado. Se convierte el tiempo entonces en estratos, como los que forma la tierra. En los aros que habitan en el tronco de un árbol. Medimos en personas. En besos y abrazos. En ciudades. En muerte y vida, definitivamente.

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