La frialdad con la que perpetuas
tus sentencias
después de que yo me entregue
en cuerpo –hechos–
y
alma –palabras–
sólo ayuda a que yo la almacene
inútilmente
en cajas que abro todas las noches
calurosas de verano
sin ti.
Me gusta la asociación: cuerpo-hechos, alma-palabras. Y el poema entero, que le da sentido al verbo atesorar: acumular tesoros personales de valor incalculable.
ResponderEliminarSí. Eso suele ocurrir. Que incluso la frialdad ajena es atesorada. Como si fuese un objeto que tienes por casa y nunca tiras... Aunque al final, todo el mundo acaba desprendiéndose de trastos inútiles.
ResponderEliminarMe pregunto qué ocurrirá cuando acumule demasiado polvo. Genial.
ResponderEliminarProbablemente ser alérgica al polvo sería una ventaja en este caso.
EliminarHaces lo complicado, simple. Es un tópico, pero en el caso de tu poesía, totalmente cierto. La síntesis, siempre sobresaliente.
ResponderEliminarPara qué decir con muchas palabras lo que se puede decir con pocas...
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