Espera, no cierres la puerta
–el libro– aún estoy a tiempo
de decirte
que puede ser que ya
no sepa escribirte como
he hecho hasta ahora.
Gilbert decía que soñaba con
palabras extraviadas que
expresaban algo que nosotros
ya no podemos hacer.
Pero
yo
aún tengo mis ojos.
Hace tres días comentaba en un blog a propósito de lo misterioso y mágico de las palabras y de su naturaleza imprecisa (o algo así), y precisamente ese poema de Gilbert, a quien no conocía, comienza con un lamento por eso, es curioso.
ResponderEliminarReflexionando en tu poema, he pensado que con la escritura pueden pasar dos cosas: una, que nos repitamos indefinidamente, como si fuera un continuo lamento o una canción reiterada; y otra, que no sepamos escribir como lo habíamos hecho hasta ese momento y entonces estuvieramos de alguna forma inventando el lenguaje. Ambas cosas sin embargo, podrían ser compatibles con la vertiente mágica de las palabras.
Y gracias a ti por tener abierto este libro y dar el privilegio de llegar a tus palabras :)
Muy de acuerdo con lo que comentas, y sí, también creo que ambas son compatibles, es más, ¡una no existe sin la otra!
EliminarHay un tema que me gusta bastante y es la relación arbitraria que se establece entre concepto y palabra en las diferentes lenguas. Eso de que hay palabras en lenguas que no existen en otras sí ('saudade', del portugués, las connotaciones del 'regalimar' en catalán...). Y aunque sé que la hipótesis de Sapir-Whorf está más que desacreditada, me parece bello que los poetas escriban desde el miedo (o la vertiente mágica de las palabras) como lo hace Gilbert, sobre qué pasaría si dicha palabra desaparece, o nunca ha existido... ¿se eliminaría o disminuiría el sentimiento a su vez? Por ponerte un ejemplo extremo. Hay unas tribus amazónicas que hablan la lengua con menos palabras y fonemas (¡10, cuidao!) del mundo (mura-pirahã). Si no recuerdo mal, no tienen numerales, ni formas en pasado y otras características ciertamente inquietantes. ¿Qué visión tendrán ellos del mundo?
lo mágico de escribir, es reinventarse uno mismo al hacerlo. somos creadores. al igual que el libro se abre nosotros, nosotros abrimos las puertas hacia otros lugares.
ResponderEliminarbellos versos
Me has recordado a lo que decía Blake, o Huxley o The Doors: "Si las puertas de la percepción se depurasen, todo aparecería a los hombre como realmente es: infinito." ;)
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